Powerball: La Estafa Legalizada para Exprimir a los Pobres

Powerball: La Estafa Legalizada para Exprimir a los Pobres

Powerball: La Estafa Legalizada para Exprimir a los Pobres

El Cuento que Te Venden

¡Tu Boleto Dorado a la Riqueza!

Ponte a escuchar lo que dicen. Las noticias, los anuncios, todo el circo mediático. ¡El premio mayor del Powerball subió a $775 millones de dólares! ¡Una fortuna que ni te imaginas! Y mira, ¡alguien en un lugar llamado New Hampshire se acaba de ganar $150,000! ¿Ves? ¡Claro que se puede! ¡Podrías ser tú! Lo único que necesitas son unos cuantos pesos (o dólares, si andas por el otro lado) y un sueño. Te pintan un mundo color de rosa, un paraíso donde el albañil tiene la misma oportunidad que el ricachón de Polanco. Es la fantasía gringa en su máxima expresión, ¿a poco no? Un mugre pedazo de papel que mágicamente borra tus deudas en Coppel y Elektra, te compra una casota en las Lomas y te libera de la chinga de la chamba que te ha estado matando lentamente desde que tienes memoria. Le llaman ‘juego’. Dicen que es ‘entretenimiento’. Y la mejor mentira de todas: te juran que el dinero se va para las escuelas y las buenas causas, así que si pierdes, no te preocupes, eres casi casi un santo, un filántropo (uno bien jodido, pero filántropo al fin). Te avientan los números, las fechas—miércoles, 3 de diciembre—y esa idea venenosa de que tu vida, en un solo instante, puede dar un giro de 180 grados.

Es una mentira preciosa. De esas que dan gusto creerse.

La Neta que Te Ocultan

Un Impuesto Disfrazado para los Desesperados

Ahora sí, vamos a dejarnos de jaladas. Quitémosle la envoltura brillante y veamos la porquería que hay dentro. Ese boleto de Powerball no es tu pase a la libertad; es el recibo del ‘impuesto a la pendejera’, un sistema diseñado por genios con doctorado para sacarle la lana a la gente que menos tiene. ¿Crees que es pura chiripa que las tienditas que venden lotería se amontonen en los barrios más fregados? ¡No te hagas güey! Saben perfecto quién es su cliente: es la persona que siente que ya no hay salida, esa a la que el sueldo no le alcanza ni para empezar la quincena, la que ve un premio de $775 millones no como una diversión, sino como el único salvavidas en un barco que se está hundiendo. Esto no es un juego, compa. Es una operación de guerra psicológica.

Hablemos de las probabilidades, pero sin rodeos. Tu probabilidad de ganarte el Powerball es de una en 292.2 millones. Es más fácil que te parta un rayo mientras te ataca un tiburón en el Zócalo de la CDMX. Es, para fines prácticos, imposible. Cero. Nulo. Y aun así, tienen a medio mundo hipnotizado. ¿Por qué? Porque el sistema no necesita que ganes. Solo necesita que CREAS que puedes ganar. Esa fe ciega es la gasolina. Tus dolaritos, multiplicados por los de millones de otras almas desesperadas, son el motor que mueve toda esta cantina de apuestas manejada por el propio gobierno.

¿A Dónde Se Va la Lana en Realidad?

Y esa mamada de que ‘es para la educación’… ¡uf, es la peor de todas! Es puro atole con el dedo. Cuando el dinero de la lotería llega con la etiqueta de ‘para las escuelas’, los políticos simplemente agarran el dinero que ya tenían destinado a educación del presupuesto general y lo mandan a otra parte. Al final, las escuelas se quedan igual o peor. No ven ni un centavo extra. En cambio, esa lana de la lotería se convierte en la caja chica para tapar los hoyos que ellos mismos hacen con sus transas y perdonando impuestos a sus cuates empresarios. Así que tú, comprando tu boletito con la esperanza de salir de pobre, estás en realidad subsidiando el mismo sistema que te tiene con el pie en el cuello. Estás pagando, voluntariamente, para que te sigan jodiendo. Es brillante. Y es vomitivo.

Piensa en el ganador de los $150,000 dólares. Esa noticia la ponen hasta en la sopa. ¿Por qué? Es el cebo. Es el quesito en la trampa para ratones. Pero vamos a desmenuzarlo. Después de que el Tío Sam (el gobierno gringo) le mete la uña con los impuestos, a ese ‘suertudo’ le quedan, con trabajos, unos $90,000 dólares. Sí, es una buena lana, no lo niego. Te alcanza para el enganche de un depa de Infonavit, o para pagar algunas deudas. Pero no es dinero para mandar todo al diablo y vivir como rey. ¡Ni de cerca! Es apenas lo suficiente para crear un encabezado jugoso en el periódico que engañe a millones más para que avienten su dinero al fuego. Por cada uno de esos premios ‘chicos’, hay millones y millones de perdedores que con su dinero pagaron ese premio, las ganancias de la empresa de lotería y, sobre todo, los bolsillos del gobierno.

La Maldición del Ganador

Y que Dios te libre de ganar el premio gordo. Es como un dulce envenenado. Las historias de terror sobran. Gente que se gana cientos de millones y a los pocos años está en la ruina, divorciada, hundida en vicios, miserable o hasta muerta. ¿La razón? El sistema no está diseñado para que alguien de abajo, alguien como tú o como yo, sepa manejar esa cantidad de dinero y la bola de zopilotes que atrae. Te conviertes en un blanco andante. Te cae toda la familia que ni conocías, los ‘amigos’ que nunca tuviste y todos los estafadores del planeta. No quieren hacerte feliz; quieren un buen show. Quieren usarte como el protagonista de una novela trágica para poder vender más boletos la próxima temporada.

El fenómeno del Powerball, del Melate, de cualquier lotería, es un síntoma de una sociedad enferma hasta la médula. Es el termómetro de nuestra desesperación colectiva. Un país sano, con salarios justos y oportunidades reales, no necesitaría estas fantasías. La gente no tendría que apostarle a un milagro estadístico para soñar con una vida digna. Simplemente la tendría. La lotería existe porque el ‘sueño americano’ se murió, y en su lugar pusieron una maquinita tragamonedas. Lograron convencer al pueblo de que financiara a sus propios verdugos, apostando las migajas que les sobran. Es el truco más viejo y más cruel del mundo.

Así que la próxima vez que veas esos números millonarios, no veas un premio. Ve la trampa. Ve el monumento a la falsa esperanza que realmente es. Una mentira brillante, hermosa y que te aplasta el alma. Guárdate tu dinero. Es la única forma de ganar en este juego amañado.

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