Premio de FIFA a Trump: Bofetada a México en su Propio Mundial
El Circo de la FIFA Llega a Casa y Nadie Entiende Nada
A ver, que alguien me explique. Neta. Estamos a nada de tener el Mundial en nuestra casa, en el Azteca, en Guadalajara, en Monterrey. La gente está emocionada, pensando en la Selección, en si nos va a tocar un grupo de la muerte, en la fiesta que se va a armar. Y de repente, los señores feudales de la FIFA en Suiza, esos que viven en una burbuja de lujo y poder, deciden que es una súper idea usar el sorteo de NUESTRO mundial para darle un premio de la ‘paz’ a Donald Trump. ¿Es neta? ¿Al mismo tipo que nos llamó de todo, que quería construir un muro y que nos lo cobraran? Es que no tiene sentido. O más bien, tiene todo el sentido del mundo si entiendes que para esta gente, nosotros no importamos.
Esto no es un simple premio, es un mensaje. Y es un mensaje bien claro: la FIFA hace lo que se le pega la gana, donde se le pega la gana. Creen que pueden venir a nuestro país, usar nuestra pasión por el fútbol como escenario, y montar su teatrito político sin que nadie diga nada. Creen que somos tontos. Se equivocan. Esto es una falta de respeto monumental, una cachetada con guante blanco. Usar el evento que define el camino a la Copa del Mundo de 2026, la que con tanto orgullo vamos a ser anfitriones, para condecorar a uno de los políticos más polémicos para México es una provocación en toda regla.
El Sorteo: De Fiesta del Fútbol a Herramienta Política
Piénsenlo bien. Millones de mexicanos pegados a la tele, esperando ver la suerte del Tri. La emoción a tope. Y de la nada, sale el presidente de la FIFA, Gianni Infantino (un burócrata de manual que seguro ni sabe dónde está Aguascalientes), a interrumpir la fiesta para su numerito. Fue un secuestro de la atención. Nos usaron. Usaron la plataforma del Mundial México/EEUU/Canadá para una agenda que no tiene nada que ver con el deporte y que, peor aún, es un insulto directo a uno de los anfitriones. ¿Qué sigue? ¿Van a invitar a la Reina de Inglaterra a dar un discurso sobre las Malvinas en el sorteo de un Mundial en Argentina? Es el mismo nivel de torpeza y arrogancia.
Lo que Infantino y su pandilla no calculan es el orgullo mexicano. Creen que con la emoción del sorteo se nos va a olvidar. Pero no. Esto queda grabado. Es la prueba de que para la élite globalista de la FIFA, países como México son simplemente escenarios exóticos, mano de obra barata y mercados para explotar. No nos ven como socios, nos ven como utilería. Y hoy, la utilería fue usada para aplaudirle a un hombre cuya presidencia se basó, en gran parte, en antagonizar a nuestro país.
¿Y la Famosa Corrupción de la FIFA? Ah, Esa No Importa Hoy
Para entender el nivel de cinismo, hay que acordarse de quién es la FIFA. Esta no es una ONG de hermanitas de la caridad. Es la organización que el FBI tuvo que investigar por mafiosa, con arrestos y escándalos que le dieron la vuelta al mundo. Es la que le dio el Mundial a Qatar, un país sin tradición futbolera, en medio del desierto, en una decisión que apestaba a sobornos millonarios. La FIFA es el sinónimo del ‘poderoso caballero es Don Dinero’. Moralmente, están en bancarrota desde hace décadas.
Entonces, ¿por qué Trump? ¿Y por qué ahora? Para una organización que se la pasa llenando los estadios con pancartas hipócritas de ‘Di no al racismo’ y ‘Juego Limpio’, mientras le da el Mundial a países que no respetan los derechos humanos, premiar a Trump es una contradicción andante. Es una jugada que solo se entiende desde la lógica del negocio puro y duro. Y el negocio, amigos, se llama Estados Unidos. El mercado gringo es su obsesión, el gran pastel que quieren conquistar. Y para ellos, parece que el camino para llegar a ese pastel es besarle el anillo a Trump. Qué asco.
El Plan Maestro: Comprar al Mercado Americano
No hay que ser un genio para ver la estrategia. El Mundial del 2026 es en Norteamérica. Para la FIFA, esto significa una cosa: dólares. Millones y millones de dólares en patrocinios, derechos de televisión y boletos. El fútbol en Estados Unidos todavía compite con el americano, el béisbol y el básquetbol. Necesitan un golpe de efecto, algo que genere ruido. Y qué mejor que aliarse, o al menos hacerle un guiño, a la figura política que moviliza a la mitad de ese país. Es una apuesta. Una apuesta cochina y calculadora.
Están tratando de ‘lavar’ su imagen corrupta usando un logro de Trump, los Acuerdos de Abraham en Medio Oriente. Quieren que la gente diga ‘mira, la FIFA se preocupa por la paz mundial’, mientras por debajo de la mesa siguen haciendo sus negocios turbios. Es una tomada de pelo. Quieren usar a México como sede y al mismo tiempo ofendernos para quedar bien con un sector del público estadounidense. Juegan a dos bandas, y al final, los que quedamos en medio somos nosotros, los anfitriones que ponemos la casa y la pasión.
El Verdadero Insulto: Ignorar la Relación México-Trump
Lo más grave de todo este circo es la amnesia selectiva. ¿Ya se les olvidó a los de la FIFA las amenazas de aranceles? ¿Las redadas? ¿El discurso que nos pintaba como lo peor? ¿O creen que porque el premio es por algo que pasó en Medio Oriente, los mexicanos no tenemos memoria? Es un insulto a la inteligencia. Trump construyó su carrera política sobre una base de confrontación con México. Y ahora la FIFA, en la antesala del Mundial que co-organizamos, le aplaude. Es surrealista.
Este acto no reconoce ninguna ‘paz’. Lo que reconoce es el poder. La FIFA se arrodilla ante el poder, ya sea el del dinero de Qatar o el de la influencia política de Trump en Estados Unidos. Y en esa genuflexión, nos pisotearon. No les importó la sensibilidad de su socio mexicano, la Federación Mexicana de Fútbol, ni la de los millones de aficionados que se sintieron agredidos por años. Simplemente no les importó. Y esa es la verdad más dura de todas.
¿Qué Sigue? México Debe Levantar la Voz
La reacción en México no debería ser el silencio. La FMF debería, como mínimo, pedir una explicación. ¿Estaban enterados? ¿Les parece aceptable? Los patrocinadores mexicanos del Mundial deberían preguntarse si esta es la imagen a la que quieren asociar su marca. Y los aficionados, tenemos el poder de la voz. De hacerles saber en redes sociales y en cada oportunidad que no somos el patio trasero de nadie. Que ser anfitrión de un Mundial es un honor que exige respeto.
Este incidente, que parece una nota de color, en realidad es una radiografía del poder en el fútbol mundial. Muestra quién manda y quién obedece. Y muestra que la FIFA, lejos de reformarse, sigue siendo la misma organización arrogante y desconectada de la gente. El Mundial del 2026 será una gran fiesta, sin duda. Pero empieza con un sabor de boca muy amargo, con la sombra de una decisión que nos recordó que, para los dueños del balón, hay anfitriones de primera y anfitriones de segunda.






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