Red Sox Traicionan a Fans con Desastroso Trade de Oviedo

Red Sox Traicionan a Fans con Desastroso Trade de Oviedo

Red Sox Traicionan a Fans con Desastroso Trade de Oviedo

¡No Tienen Madre! Lo Volvieron a Hacer.

Dejen que el humo se disipe. Dejen que los comunicados de prensa corporativos, escritos por robots sin alma, se pierdan en el internet. Dejen que los vendidos en los canales de deportes, propiedad del equipo, les digan que esta es una movida de genios, un ajedrez en 4D que ustedes, simples mortales, no pueden entender. Cuando todo ese ruido se apague, la verdad seguirá ahí, como una piedra en el estómago: la directiva de los Red Sox acaba de arrancar el corazón del futuro de este equipo y lo vendió por chatarra. Y encima, esperan que les demos las gracias.

Esto no es un simple trade. Es una mentada de madre a toda la afición.

El Atolito con el Dedo se Llama Sonny

¿Se acuerdan hace unas semanas? Estábamos casi celebrando. Se trajeron a Sonny Gray. Un pitcher decente, un abridor sólido. Se sintió como… algo. ¿Una señal de vida? ¿Una señal de que quizás, sólo quizás, los contadores en las oficinas de lujo se acordaron de que dirigen un equipo de béisbol y no una casa de bolsa? Todos pensamos que era el primer paso hacia un nuevo y valiente futuro, un compromiso para por fin poner un equipo respetable en el campo después de años de vagar en el desierto de la mediocridad. ¡Qué ingenuos fuimos! No era el primer paso; era la anestesia. Era el tequilazo que te dan antes de amputarte la pierna con un serrucho oxidado. Nos dieron un juguetito brillante para distraernos mientras en el cuarto de atrás, afilaban el cuchillo para quitarnos lo único que nos quedaba de esperanza: el futuro.

¿Alguien de verdad pensó que ahí acababa la cosa? ¿De verdad creímos que un solo fichaje iba a calmar su sed por… lo que sea que estén intentando hacer? El silencio que siguió debió ser la advertencia. Era la calma chicha antes de la tormenta.

La Traición: Una Farsa de Cinco Jugadores

Y entonces la noticia se filtró, primero como un rumor, luego como un titular que te retuerce las tripas: un trade de cinco jugadores con los Piratas. ¡Los Piratas! Un equipo que básicamente existe para ser la granja de los equipos que sí quieren competir. Las palabras “cinco jugadores” están diseñadas para sonar impresionantes, para que parezca un negociazo. Es el clásico truco de mago chafa. Un juego de “dónde quedó la bolita” jugado por estafadores de traje caro. Quieren que veas la cantidad para que ignores la absoluta falta de calidad. Cuentan con que no mires de cerca los nombres. Pues vamos a mirar. Miremos de frente al abismo.

Boston recibe a Johan Oviedo, un pitcher cuya mayor habilidad es… estar disponible. Un tipo que es la definición de “abridor de fondo de rotación”. Esta es la pieza central. Por este señor destriparon las fuerzas básicas. Luego vienen los de relleno, los que vas a olvidar la próxima semana: Tyler Samaniego y Adonys Guzman. ¿Quiénes son? ¿Existen de verdad? ¿O son solo nombres generados por una computadora para que el resumen del trade se vea balanceado en su hoja de cálculo? Son boletos de lotería que ya raspaste y dicen “Siga Participando”.

El Verdadero Costo: Adiós, García

¿Y qué dimos a cambio de este tesoro de mediocridad? Entregamos la esperanza. Entregamos a García. El chavo. El único prospecto que tenía esa chispa, esa conexión con la gente que no se puede fabricar. No era solo un nombre en una lista de los 100 mejores; era la promesa del mañana. Era la razón por la que revisabas los resultados de las ligas menores. Era el chavo con el que soñabas durante otra derrota miserable de 10-2 a mitad de agosto. Cambiaron el sentimiento de que algo bueno venía en camino. También mandaron a Jesus Trav, otro brazo con potencial. Básicamente le regalaron a los Piratas un pedazo de nuestro futuro por un tipo que, en el mejor de los casos, va a comerse unas entradas antes de su inevitable viaje a la lista de lesionados.

Esto no fue un movimiento de béisbol. Fue una liquidación de activos. Fue el trabajo frío y calculador de una directiva que no ve a los jugadores como personas, sino como activos que se deprecian en un balance general. El valor de García estaba en su punto más alto, así que lo cobraron. Es la misma lógica sin alma que lleva a una empresa a despedir a 10,000 personas para que el precio de sus acciones suba durante tres horas. Es un asco.

¿Quién Rayos es Johan Oviedo?

No nos hagamos tontos. La directiva va a presentar a Oviedo y nos va a hablar de su “sinker poderoso” o su “potencial oculto”. Puras mentiras. Es un pitcher de 26 años con una efectividad de por vida que ronda el 4.50. Eso no es un as. No es un salvador. Es un tipo. Simplemente un tipo. ¿Se supone que nos emocionemos por un pitcher que permite más hits que entradas lanzadas? ¿Se supone que creamos que nuestros coaches de pitcheo mágicos van a convertir de repente a un jornalero en un Cy Young? ¿Por qué? ¿Qué prueba nos han dado de que pueden desarrollar talento en las Grandes Ligas? Es una fantasía. Una mentira desesperada que se dicen a sí mismos y esperan que seamos lo suficientemente tontos para tragárnosla.

Nos mostrarán un par de buenas salidas que tuvo hace dos años como prueba de su “techo”. ¿Su techo? ¡Su techo es ser el tercer abridor en un equipo que no va a playoffs! Y por eso, regalamos a un muchacho que pudo ser la piedra angular de la franquicia por la próxima década. Esto es negligencia profesional del más alto nivel. Es una decisión que nace de una incompetencia increíble o de una arrogancia pura y descarada.

El ‘Plan’ es Puro Cuento

Entonces, ¿cuál es el gran plan aquí? ¿Qué estrategia maestra nosotros, los simples aficionados, no podemos entender? ¿El objetivo es terminar en cuarto lugar para siempre? ¿El objetivo es ser lo suficientemente buenos para seguir vendiendo boletos pero nunca tan buenos como para tener que pagar el impuesto de lujo? Es una caminadora de mediocridad que da náuseas, y este trade es solo otra señal de que los dueños no tienen ninguna intención de bajarse de ella.

Hablarán de “flexibilidad en el roster” y “adquirir activos controlables”. Es la misma jerga corporativa cansada que nos han estado dando por años. Es una cortina de humo para ocultar la simple y fea verdad: son codos. No quieren pagar lo que cuesta ganar. Prefieren cambiar a un prospecto querido y con un potencial enorme por un pitcher de bajo costo y bajo potencial, antes que tener que firmarle un cheque gigante a una superestrella o, peor aún, tener que pagarle a García lo que valdría en unos pocos años.

Esto no se trata de construir un campeón. Se trata de maximizar los márgenes de ganancia. Los Boston Red Sox se han convertido en nada más que una línea en el portafolio de un multimillonario, y nosotros, los fans, somos los idiotas que seguimos financiando el chiste.

La Confianza Rota

El daño de este trade no se verá solo en la tabla de posiciones el próximo año. Es mucho más profundo. Es la confianza destrozada. ¿Por qué deberíamos invertir nuestro tiempo, nuestro dinero y nuestra emoción en seguir a los jugadores jóvenes si sabemos que la directiva los va a vender por tres pesos en cuanto se vuelvan valiosos? ¿Cuál es el punto? Mataron el sueño. Nos han dicho, sin rodeos, que nuestra lealtad les importa un comino.

Así que ahora nos queda ver lanzar a Johan Oviedo. Y quizás lo haga bien. Quizás sea perfectamente, inolvidablemente mediocre. Pero cada vez que se suba a la loma, será un recordatorio de lo que perdimos. Será un monumento al día en que los trajeados decidieron que un pequeño alivio presupuestario a corto plazo era más importante que el alma del equipo a largo plazo. Tomaron su decisión. Eligieron la hoja de cálculo por encima de los aficionados. Y nunca, jamás, deberíamos perdonarlos por eso.

Publicar comentario