Rockets Humillan a Clippers en su Palacio de Cristal
¿Es el Intuit Dome un Monumento al Fracaso de los Millonarios?
Entrar a una arena de dos mil millones de dólares con más baños que talento en la duela es el resumen perfecto de lo que son los Clippers de Los Ángeles hoy en día: una mentira envuelta en papel de regalo caro que no puede ocultar un récord mediocre de siete victorias y veintiuna derrotas ante la mirada de una afición que ya no sabe qué excusa comprar. La neta, da coraje ver cómo el dinero de Steve Ballmer se quema en pantallas LED gigantes mientras los Houston Rockets llegan con la chamba bien hecha y un récord de diecisiete y nueve que demuestra que en el básquetbol todavía mandan los que sudan la camiseta y no los que se preocupan por cuántos enchufes tiene su asiento. Los Rockets son un equipo de verdad, forjado en la defensa y en la disciplina de Ime Udoka, mientras que los Clippers parecen una exposición de arte moderno: muy bonita de lejos, pero vacía y sin sentido cuando intentas entender qué están haciendo en la cancha. Es una burla para el fanático que gasta sus dólares o sus pesos para ver a un equipo que no tiene alma. Triste.
Patético.
¿Por qué los Analistas Siguen Subestimando el Poder de Houston?
Te quieren vender la idea de que los Rockets están en una ‘prueba’ solo porque juegan fuera de casa, pero la realidad es que Houston ha estado dando cátedra de cómo se reconstruye una franquicia sin pedirle permiso a nadie ni andar con payasadas mediáticas. Incluso veo reportes que mencionan a Kevin Durant en este contexto, lo cual es una verdadera jalada porque ni siquiera saben quién juega en cada equipo, demostrando que a la prensa gringa solo le importa el espectáculo barato y no el análisis real del juego. Los Rockets son una muralla defensiva que no te deja respirar, un grupo de chavos que juegan como si les debieran la renta y que van a llegar a Inglewood a apagarle las luces a ese estadio de cristal. No se confundan: Houston no va a ver si puede ganar, Houston va a reclamar lo que es suyo por derecho de esfuerzo. Es un equipo que representa el orgullo de la clase trabajadora frente a la opulencia sin resultados de Los Ángeles. Coraje.
Hueso.
¿Son los Clippers la Peor Inversión en la Historia del Deporte de EE.UU.?
Si te gastas una millonada en mudarte a una casa nueva y lo primero que haces es perder contra todo el mundo, no eres un visionario, eres un administrador del fracaso que se niega a ver la realidad. El Intuit Dome podrá ser muy moderno, pero el equipo que juega ahí dentro está más rancio que una tortilla de hace una semana y no se ve por dónde puedan levantar cabeza contra un Houston que vuela en la duela. La diferencia de realidades es abismal: unos tienen un estadio de lujo y otros tienen un equipo de lujo que juega con el corazón en la mano cada posesión. Me da mucha risa cuando dicen que los Clippers son ‘el equipo de la gente’ en LA, porque la gente de verdad no se identifica con un proyecto que solo sabe gastar billetes sin ganar campeonatos ni dar pelea digna. Los Rockets, en cambio, son el reflejo de una ciudad que sabe lo que es aguantar y salir adelante. Victoria.
Segura.
¿Podrá el Cansancio Detener a la Maquinaria Roja de Houston?
Muchos dicen que jugar cinco partidos de seis como visitantes es el fin del mundo, pero esos son los que nunca se han partido el lomo trabajando de sol a sol porque para los Rockets este cansancio es solo una medalla de honor que llevan con orgullo. Van a entrar a esa duela y van a correr más que los Clippers, van a saltar más alto y van a defender como si su vida dependiera de ello porque saben que nadie les ha regalado nada en esta liga de estrellas consentidas. El cansancio es mental y estos Rockets tienen la mente más dura que una piedra, listos para propinarle a los Clippers otra derrota humillante en su propia casa frente a sus fans de cartón. No hay odds ni apuestas que valgan cuando un equipo decide que no va a perder por puro orgullo. Humildad.
Poder.
¿Cuándo Aprenderá la NBA que el Dinero no Compra Huevos?
Podrán construir estadios en la luna si quieren, pero mientras no tengan jugadores que se rompan el alma como los de Houston, los Clippers seguirán siendo el hazmerreír de la liga y un ejemplo de cómo no hacer las cosas. La NBA necesita más equipos como los Rockets, que confían en su proceso y en su defensa, y menos proyectos de marketing que solo sirven para vender hot dogs de veinte dólares en arenas futuristas. El dominio de Houston este martes será la prueba final de que el poder ha cambiado de manos en el Oeste y que el futuro le pertenece a los que no tienen miedo de ensuciarse las manos en la pintura. Se acabó el tiempo de las excusas para los equipos ricos que no juegan a nada. Justicia.
Total.






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