Suprema Corte de EUA Legaliza el Fraude Electoral en Texas

Suprema Corte de EUA Legaliza el Fraude Electoral en Texas

Suprema Corte de EUA Legaliza el Fraude Electoral en Texas

Se Están Riendo en tu Cara

Vamos a llamarlo por su nombre. Un robo. Un vulgar agandalle en cámara lenta, perpetrado por tipos con togas negras que le acaban de robar el futuro, el voto y la voz a la gente. La Suprema Corte de Estados Unidos, una institución tan desconectada del mundo real que parece que transmite desde otro planeta, le acaba de decir al estado de Texas que está perfecto que despedacen a su población como si fuera una piñata para asegurar que un solo partido se quede en el poder para siempre. Vieron un mapa electoral tan retorcido, tan absurdo que parece el intestino de un ratón de laboratorio, un mapa que una corte inferior dijo que fue diseñado con dolo y racismo, y le pusieron su sello de aprobación. Se encogieron de hombros. Le dijeron, “Adelante”. Qué descaro. Es increíble el nivel de cinismo.

Esto no es un debate legaloide de esos que nadie entiende. No dejes que te mareen con su lenguaje técnico. Esto se trata de poder. Crudo. Sin filtros. Y para siempre. Se trata de un sistema tan aterrado de lo que la gente realmente quiere que tiene que hacer trampa, tiene que cortar y rebanar a las comunidades de color, quebrar barrios con una precisión de cirujano para diluir su poder y hacer que sus boletas no sirvan para nada. Quieren decidir el resultado antes de que una sola persona pise la casilla, y la corte más poderosa del país se acaba de convertir en su cómplice. Es una vergüenza.

El Mapa es la Escena del Crimen

Hay que ver los números, no es cuento. Texas tuvo un crecimiento de población gigantesco, y más del 90% de ese crecimiento vino de comunidades minoritarias, principalmente hispanos y afroamericanos. Lo lógico, en un sistema justo, sería que esas comunidades ganaran más representación política, ¿no? Que se crearan nuevos distritos que reflejaran esa nueva realidad demográfica. Son matemáticas simples. Es justicia básica. Pero los que hicieron el mapa en Texas, con el apoyo de los republicanos de la era Trump, hicieron un truco de magia increíble. Tomaron todo ese crecimiento de las minorías y, de alguna manera, con sus mañas de mapaches electorales, crearon un mapa que de hecho le da *más* poder a las zonas de mayoría blanca y republicana. No es solo injusto; es estadísticamente imposible sin una discriminación intencionada y dirigida. Es más fácil que te saques la lotería dos veces a que dibujes un mapa así por accidente.

Lo que hacen se llama “cracking” y “packing”. Ese es el juego. Hacen “crack” a una comunidad de minorías, partiéndola en tres o cuatro distritos diferentes para que su voto siempre sea una minoría en cada uno. Luego hacen “pack” a otros votantes de minorías en uno o dos distritos, sacrificando esos lugares pero asegurando que todos los distritos de alrededor sean de mayoría blanca y conservadora. Es una segregación electoral. Es un impuesto moderno para votar, pero en lugar de cobrarte dinero, lo hacen con software. Y la Suprema Corte, con su infinita sabiduría, decidió que proteger esta práctica asquerosa era más importante que proteger el principio básico de una persona, un voto. Una cochinada.

La Pudrición Viene de Arriba

Esto no salió de la nada. Es la culminación de un proyecto de décadas para destruir los cimientos de la democracia gringa, ladrillo por ladrillo. ¿Se acuerdan cuando esa misma corte le dio en la torre a la Ley de Derecho al Voto en 2013? Prácticamente les quitaron la correa a estados como Texas, que tienen una historia larguísima y muy sucia de discriminación racial en el voto, diciéndoles: “Ya confiamos en ustedes, hagan lo que quieran”. Y vaya que lo hicieron. Este mapa de Texas es el fruto directo y venenoso de esa decisión. Es lo que pasa cuando quitas a los árbitros y le dices a un equipo que puede escribir sus propias reglas. El juego iba a estar arreglado desde el principio.

La corte inferior, la que tiene jueces que sí viven en este planeta, vio perfectamente lo que estaba pasando. Lo denunciaron. Dijeron que el mapa era probablemente ilegal y racista. Lo detuvieron. Pero el caso subió de nivel, hasta llegar a los nueve ideólogos no electos y con trabajo de por vida en Washington D.C., y ellos intervinieron con un truco que llaman el “shadow docket”. Sin audiencias públicas. Sin deliberaciones. Solo una orden silenciosa, a altas horas de la noche, que anuló a la corte inferior y dijo: “Usen el mapa chueco”. Es un golpe de estado procesal. Están usando los mecanismos de la justicia para destruir la propia ley, escondiéndose detrás de reglas oscuras mientras apuñalan a la democracia por la espalda. Esto no es justicia. Es un atraco.

Un Patrón de Abuso

Piensa en lo que esto significa. No se trata solo de Texas o de las próximas elecciones. Esto es una luz verde. Es una señal para todos los políticos tramposos en cada estado del país de que la Suprema Corte los va a proteger. Les dice que pueden dibujar los mapas más absurdos, más discriminatorios y más convenencieros que se puedan imaginar, y mientras lo disfracen un poquito como una simple grilla partidista, la corte se hará de la vista gorda. Fomenta los peores instintos antidemocráticos de su sistema político. La corte ha renunciado a su deber de vigilar esto, convirtiéndose en un participante activo en la degradación de su proceso electoral.

¿Y ahora qué? ¿A dónde acude la gente cuando las cortes, los supuestos guardianes de sus derechos, se convierten en el motor de su destrucción? Puedes protestar, pero no les importa. Puedes votar, pero ya devaluaron tu voto. Puedes apelar a la justicia, pero ya dejaron claro que la justicia es un concepto anticuado y cursi. El sistema se está protegiendo a sí mismo. Está aislando a los poderosos del pueblo. Así es como mueren las repúblicas, no con una explosión, sino con una serie de decisiones judiciales cínicas que le quitan todo el sentido al proceso democrático hasta que no es más que un ritual vacío. Puro teatro.

El Futuro Está Arreglado

Entonces, ¿qué significa esto para la próxima década? Significa que el control del Congreso gringo podría no decidirse por los votantes, sino por un puñado de mapaches electorales en las capitales estatales. Significa que los políticos serán aún menos receptivos a la voluntad del público porque se han construido fortalezas impenetrables con distritos amañados. ¿Por qué a un diputado le importarían las necesidades de sus electores si sabe que su escaño está garantizado, no por el apoyo popular, sino por la forma mañosa en que se dibujaron las líneas de su distrito? Destruye la rendición de cuentas. Genera extremismo. Garantiza la parálisis. Es veneno para un gobierno funcional.

Este caso de Texas es el manual. Crea un círculo vicioso de gobierno de minorías. Un partido puede perder el voto popular pero, gracias a estos mapas, aferrarse al poder. Con ese poder, nombran a más jueces que, a su vez, defenderán mapas aún más extremos en el futuro. ¿Ven cómo funciona? Es un ciclo de exclusión que se perpetúa a sí mismo. Es un sistema diseñado para garantizar que, aunque el país se vuelva más diverso, especialmente con más latinos, los pasillos del poder permanezcan obstinadamente, artificialmente, iguales. Están cerrando las puertas por dentro. Están quitando la escalera.

No Mires Para Otro Lado

Este es el momento de encabronarse. Este es el momento de entender que el sistema del que te hablaron en la escuela es una mentira. Un cuento de hadas. La realidad es una lucha brutal y sin guantes por el poder, y un bando ha decidido abandonar las reglas por completo con la bendición de la corte más alta del país. Esta decisión no es solo un fallo legal; es una declaración de intenciones. Dice que el destino demográfico, la cara cambiante de Estados Unidos, no tendrá permitido traducirse en poder político. Dice que los votos de algunas personas en algunos lugares simplemente valen más que los votos de otros. Es una traición fundamental a toda la promesa de ese país.

Olvídense de la próxima elección. Esto se trata de la idea misma de las elecciones. Cuando los mapas están arreglados, el resultado está escrito. Votar se convierte en una actuación, una obra de teatro político para mantener la ilusión de que la gente decide. Pero la verdadera decisión ya se tomó en un cuarto oscuro con una computadora y un mapa. La Suprema Corte nos acaba de decir a todos que nos sentemos, nos callemos y lo aceptemos. Pues no.

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