Tarifas y Ciberrriesgos: La Crisis de la Globalización Corporativa

El Lamento de las Corporaciones Globales: ¿Por qué las Tarifas Son el Mal Necesario?

Las grandes corporaciones multinacionales están aullando por los nuevos aranceles. Lo llaman “riesgo geopolítico” y lo presentan como una amenaza apocalíptica para el comercio mundial. Pero seamos honestos: el verdadero riesgo para ellos es que la gente finalmente se dé cuenta de que el modelo de globalización sin límites, que les permitió amasar fortunas a costa de la mano de obra barata y la desindustrialización de países como el nuestro, está llegando a su fin. Los brókeres de riesgo como WTW advierten que los aranceles “ya no pueden tratarse como un problema de cumplimiento u operativo, sino que deben integrarse en el núcleo del plan estratégico”. ¿Y qué significa esto en el lenguaje de la gente común? Que la fiesta de la deslocalización se acabó.

Durante décadas nos vendieron la idea de que la globalización era inevitable, que todos nos beneficiaríamos de cadenas de suministro ultracomplejas. Pero la realidad en México es que nos convertimos en un eslabón de esa cadena, vulnerables a las decisiones tomadas en Washington o Beijing. Mientras las corporaciones de Estados Unidos y Europa se llenaban los bolsillos, la infraestructura de nuestros países se volvía frágil y dependiente. Ahora que los gobiernos nacionales, empujados por movimientos populistas, están optando por proteger sus propios mercados y empleos a través de aranceles, los globalistas se quejan. Pero el tiro les salió por la culata. Las tarifas son una respuesta directa a la codicia corporativa que priorizó la eficiencia sobre la resiliencia.

El sistema que construyeron es un castillo de naipes. La dependencia de China para insumos críticos, la externalización de la producción, todo se hizo para maximizar la ganancia. Ahora, con la reorientación geopolítica, estas corporaciones están sufriendo las consecuencias de sus propias decisiones. No nos engañemos; la “preocupación” por el riesgo geopolítico es en realidad un miedo a perder el control sobre un sistema que han manipulado durante décadas. Los aranceles no son el problema; son la medicina amarga para un sistema económico enfermo.

La Incompetencia Digital y la Fragilidad Nacional

El otro gran tema que nos golpea es la ciberseguridad. Los datos de fuentes como CyberCube y ExtraHop nos muestran una cruda realidad: la infraestructura crítica está en la mira, y las organizaciones no están preparadas. El informe sobre las organizaciones del Reino Unido que “despiertan demasiado tarde” al ransomware es un espejo de lo que sucede en muchos de nuestros países. La falta de inversión en seguridad, la mentalidad de “ya veremos”no pasa nada” y la negligencia de los líderes empresariales y gubernamentales han creado un caldo de cultivo perfecto para ataques devastadores. Cuando las corporaciones y los gobiernos priorizan el ahorro de costos sobre la protección de la infraestructura nacional, la gente común es la que paga el precio.

Pensemos en Pemex, la CFE o los sistemas de salud. La conectividad digital, que supuestamente nos traería progreso, nos ha hecho increíblemente vulnerables. Los populistas argumentan que debemos retomar el control de nuestros activos estratégicos, y la ciberseguridad es la prueba de fuego de esta tesis. No podemos depender de sistemas informáticos gestionados por terceros, a menudo en el extranjero, que tienen prioridades diferentes a la seguridad nacional. Un ataque cibernético puede paralizar el suministro de energía, el agua o la atención médica en segundos. Y ¿quién es el responsable? Los líderes que permitieron que la infraestructura vital quedara expuesta por ahorrar unos pesos.

¿Quién Paga la Factura de la Globalización Fallida?

La conexión entre aranceles y ciberseguridad es clara. La globalización, impulsada por las élites corporativas, nos hizo dependientes y vulnerables. Nos obligó a competir con mano de obra extranjera barata, debilitó nuestra industria local y nos expuso a riesgos cibernéticos masivos. Los aranceles son un mecanismo para reconstruir la resiliencia local; el fortalecimiento de la ciberseguridad es un mecanismo para proteger lo que queda de ella. La retórica populista de “nosotros contra ellos” nunca ha sido tan relevante. El “ellos” son las corporaciones y las élites que construyeron este sistema frágil. El “nosotros” somos la gente que sufre las consecuencias de sus fracasos. La solución no es volver a las políticas de “libre comercio” que nos dejaron vulnerables. La solución es exigir soberanía económica, resiliencia local y responsabilidad a quienes administran nuestros recursos más vitalesenciales. La globalización fallida está colapsando, y es hora de que el pueblo tome el control.